Bajo el título “La Fed no causó la burbuja inmobiliaria”, Greenspan rechaza, en un artículo en The Wall Street Journal (http://www.online.wsj.com/ para la edición en español), que fueran las bajas tasas de interés mantenidas entre 2003 y 2005 por el organismo regulador, las que causaran la burbuja inmobiliaria en EE.UU., como sostiene el académico estadounidense.
Greenspan, en cambio, sitúa el detonante de la debacle financiera en los cambios estructurales de la economía global, que dieron como resultado el incremento del crecimiento de China y de un gran número de otras economías emergentes, lo que provocó un exceso en el ahorro global, que a su vez repercutió en un progresivo descenso en las tasas de interés global.
Taylor es concluyente al afirmar que la crisis financiera fue causada por las malas intervenciones del gobierno estadounidense en política monetaria “y por una falla inherente o la inestabilidad de la economía privada”. Agrega que “los excesos monetarios fueron la principal causa del auge” de la crisis y sostiene que las sucesivas medidas adoptadas por el gobierno, en 2007 y 2008, prolongaron y profundizaron el deterioro de la situación que emergió por la falta de capacidad de pago de los préstamos hipotecarios de alto riesgo.
Taylor es partidario de que para prevenir la adopción de medidas equivocadas en el futuro, se vuelva a principios de política monetaria sólidos.
En cambio, Greenspan entiende que las soluciones a los fallos revelados por el sistema financiero mundial no están en mayores regulaciones gubernamentales, sino que la salida de crisis se encuentra en dos aspectos fundamentales: en mayores requerimientos de capital y en una mayor persecución del fraude.
Cualquiera que sea la salida adoptada para reencausar la economía mundial, por ahora sólo será la punta de lanza de un conjunto de acciones que a largo plazo reformularán el sistema capitalista. La búsqueda de una fórmula efectiva para la gobernabilidad es la mayor preocupación de líderes mundiales como Nicolas Zarkozi, presidente de Francia; Gordon Brown, de Inglaterra y Angela Melker, de Alemania. Este, se prevé, será el tema que dominará en la reunión del Grupo de los 20 (G20), a celebrarse esta semana en Inglaterra.
Greenspan, en cambio, sitúa el detonante de la debacle financiera en los cambios estructurales de la economía global, que dieron como resultado el incremento del crecimiento de China y de un gran número de otras economías emergentes, lo que provocó un exceso en el ahorro global, que a su vez repercutió en un progresivo descenso en las tasas de interés global.
Taylor es concluyente al afirmar que la crisis financiera fue causada por las malas intervenciones del gobierno estadounidense en política monetaria “y por una falla inherente o la inestabilidad de la economía privada”. Agrega que “los excesos monetarios fueron la principal causa del auge” de la crisis y sostiene que las sucesivas medidas adoptadas por el gobierno, en 2007 y 2008, prolongaron y profundizaron el deterioro de la situación que emergió por la falta de capacidad de pago de los préstamos hipotecarios de alto riesgo.
Taylor es partidario de que para prevenir la adopción de medidas equivocadas en el futuro, se vuelva a principios de política monetaria sólidos.
En cambio, Greenspan entiende que las soluciones a los fallos revelados por el sistema financiero mundial no están en mayores regulaciones gubernamentales, sino que la salida de crisis se encuentra en dos aspectos fundamentales: en mayores requerimientos de capital y en una mayor persecución del fraude.
Cualquiera que sea la salida adoptada para reencausar la economía mundial, por ahora sólo será la punta de lanza de un conjunto de acciones que a largo plazo reformularán el sistema capitalista. La búsqueda de una fórmula efectiva para la gobernabilidad es la mayor preocupación de líderes mundiales como Nicolas Zarkozi, presidente de Francia; Gordon Brown, de Inglaterra y Angela Melker, de Alemania. Este, se prevé, será el tema que dominará en la reunión del Grupo de los 20 (G20), a celebrarse esta semana en Inglaterra.