La operación desatada por los ciberactivistas seguidores de Wikileaks para vengarse de las grandes empresas que le han cortado el acceso de financiamiento a la web dirigida por Julián Assange no sólo es una guerra digital, sino que también se ha convertido en una guerra de proporciones económicas en la red.
La operación desdatada por los hackers, quienes reclaman el libre acceso a internet, ha puesto en apuros a los gobiernos de Estados Unidos, al difundir al mundo los cables de sus diplomáticos y dirigir sus ataques cibernéticos contra empresas como Mastercard, Visa y Amazon.
Los daños económicos que se derivarán de las acciones de los ciberpiratas serán enormes para le economía mundial y en particular para los interes de Estados Unidos, cuya imagen política se ha visto seriamente comprometida frente a gobiernos amigos.
La operación desdatada por los hackers, quienes reclaman el libre acceso a internet, ha puesto en apuros a los gobiernos de Estados Unidos, al difundir al mundo los cables de sus diplomáticos y dirigir sus ataques cibernéticos contra empresas como Mastercard, Visa y Amazon.
Los daños económicos que se derivarán de las acciones de los ciberpiratas serán enormes para le economía mundial y en particular para los interes de Estados Unidos, cuya imagen política se ha visto seriamente comprometida frente a gobiernos amigos.
Ya Feebok yTwitter cerraron las páginas creadas por los defensores de Assange y Wikilekas, agrupados bajo el nombre Anonymous, lo que indique esta guerra digital apenas comienza.
A partir de ahora habrá que hablar de un antes y después de Wikileaks.
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