lunes, 26 de julio de 2010

El espectáculo Sobeida Félix en los medios de comunicación


Sobeida Félix, como una gran estrella de cine, vive su momento de fama en los medios de comunicación. Y eso, nada más que eso, será. Mañana quedará olvidada y enterrada en una triste y cutre celda, rodeada del bajo mundo.

Y es que el morbo de la gente va con la corriente, como el río. Fluye sin cesar, arrastrada por el devenir. La razón no es obstáculo que ataje la opinión pública mayoritaria. La gente quiere saber, sentir, oir, oler y captar el magnetismo de quienes han osado transgredir las normas sociales. Y encima airean sin desenfado la bonanza que le prodigó su arrojo.

Muchos critican a los medios de comunicación por mostrar, proyectar y “analizar” la telenovela de moda protagonizada por Figueroa Agosto y Sobeida Félix.

Ahora cabe preguntarse ¿son los medios de comunicación responsables de que estas personas hayan burlado descaradamente las leyes? ¿Son los medios de comunicación responsables de la complicidad que estos protagonistas se agenciaron con las más altas instancias de la sociedad? ¿Son los medios responsables de permitir los acendrados vínculos creados –especialmente por Figueroa Agosto- con el poder militar? No, los medios de comunicación sencillamente son el reflejo de lo que acontece en la sociedad.

Reclamarle a los medios “ser más responsables al tratar el caso Sobeida” es no mirarse en nuestro espejo social. Los medios no pueden sustraerse al hecho que impacta y magnetiza a los dominicanos. Y Sobeida Félix es la atracción que arrastra al público, como corriente río abajo, hacia las páginas de los periódicos, los canales de televisión y los portales digitales.

Esa es la triste realidad que debemos cuestionar, especialmente cuáles valores, temas, asuntos, casos, comidillas o cotilleos atraen la atención de los dominicanos, y que los medios -como reflejo que son de las sociedades a las que pertenecen- simplemente reproducen.

En tal virtud, la preocupación de vital transcendencia, como proponía el maestro Pedro Henríquez Ureña, que debe provocarnos debería ser mirar hacia la raíz de las cosas, de nuestro problema de hoy: cuáles son los valores sociales que admiramos los dominicanos…y por qué. En consecuencia, Sobeida Félix, sólo es un grano dañado del inmenso granero dominicano.
Enlaces relacionados:
Editorial El Nacional: La culpa de los medios
Editorial de El Caribe: Los hechos son hechos

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