El cierre del semanario Clave y Clave Digital representa un duro golpe para el periodismo dominicano, porque viene a acrecentar el desempleo periodístico y a estrechar el círculo de la pluralidad informativa en el país.
Esta decisión se produce en momentos en que la concentración de medios se consolida en pocas manos, afectando la diversidad informativa, que para una democracia resulta vital.
A pesar de que el cierre de Clave Impreso y Clave Digital se atribuye a razones económicas, los motivos no están demasiado claros, tanto por la forma en que se produjo el cese de ambos periódicos como por las circunstancias que la envuelven.
Su director, Fausto Rosario Adames, en su columna de esta semana, afirma que la clausura de Clave no es definitiva, sino que hacen una pausa, alegando que nunca abandonarán “este oficioso riesgoso” que es el periodismo.
Un punto llamativo es el contenido del Editorial del número de cierre de Clave, titulado “Ante un plan criminal”, en el que se refiere al asesinato a tiros, el martes, del médico Sergio Rafael Rojas Soriano, que, según observa el semanario “fue víctima de un trabajo de inteligencia criminal y ejecutado profesionalmente”.
“Hasta CLAVE llegaron informaciones de que el asesinato se produjo por un error, ya que la orden era atentar contra la vida de un ejecutivo periodístico, de edad y contextura física similares a las del médico, que en horas de la mañana se ejercita en ese lugar”.
Sean por motivos económicos o por presiones de "poderes fácticos", al decir de algunos sectores, la clausura de estos dos medios de comunicación resultan un traspiés para el negocio periodístico dominicano y la desaparición de una fuente de trabajo para un equipo de profesionales periodísticos.
Sean por motivos económicos o por presiones de "poderes fácticos", al decir de algunos sectores, la clausura de estos dos medios de comunicación resultan un traspiés para el negocio periodístico dominicano y la desaparición de una fuente de trabajo para un equipo de profesionales periodísticos.