viernes, 28 de septiembre de 2007

El perfume de las flores del jardín

Oscar Peña

Migajas polvorientas van dejando
las huellas en el camino,
son las flores que yacen en otoño.

Un jardín es la exuberante sonrisa del que muere.
Un poema la confesión íntima del alma,
el palpitar de un mendigo que agoniza.

Flotan ahogados cardúmenes dorados,
es la razón adormecida por la luz del mediodía,
un fragmento de la esencia de las cosas que se fueron.

Alguien aguarda a la sombra de un portal,
una canción de amargue
hace temblar el pulso y el puñal que acechan.

El perfume de las flores del jardín
está en el aire, es el aroma que viaja con el viento,
en el sueño de la esencia humana y divina de las cosas.

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