domingo, 20 de abril de 2008

El FMI preocupado por alza de precios de los alimentos

El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha expresado su preocupación por el alza mundial de los alimentos, que desde el 2006 han sido de un 48%, y manifestó su intención de flexibilizar sus políticas de crédito para evitar que se produzca una hambruna en el mundo.

Mientras, el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, exhortó a los gobiernos a tomar medidas que reduzcan los efectos del alza de precio en los alimentos y advirtió que si no se adoptan 100 millones de personas podrían hundirse más en la pobreza.

La carestía de los alimentos, del petróleo y la recesión en Estados Unidos fueron los principales temas tratados por los líderes económicos y financieros mundiales en la reunión de Primavera del FMI y el Banco Mundial, efectuada este mes en Washington.

Reproducimos el apartado sobre las subidas de precios de los alimentos, publicado en El boletín Informativo del FMI de la Reunión de Primavera 2008.

Fuertes subidas de los precios

A lo largo del fin de semana, resurgió repetidamente la inquietud por los altos precios del petróleo y los alimentos, ya que el petróleo se mantiene por encima de los US$100 el barril y los precios de los alimentos han aumentado un 48% desde 2006.

A los sectores de
producción primaria y los países exportadores de estos productos les ha ido bien y algunos han logrado ganancias inesperadas. No obstante, los importadores de productos primarios y los consumidores —especialmente en las zonas más pobres— están sintiendo el efecto del alza de estos productos en su poder adquisitivo, lo que ha dado lugar a disturbios debidos al 4 encarecimiento de los alimentos en varios países de África, Asia, y América Latina y el Caribe.

En respuesta a esta situación, el Presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, había instado a los gobiernos a adoptar medidas lo antes posible para ayudar a la población hambrienta y colaborar con el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas, que necesita US$500 millones para asistencia de emergencia a más tardar el 1 de mayo. También había solicitado apoyo al “Nuevo acuerdo para una política alimentaria mundial” orientado a combatir el hambre y la malnutrición, y en la reunión del 13 de abril del Comité para el Desarrollo del Banco Mundial y el FMI, Zoellick obtuvo este apoyo.

En la conferencia de prensa al término de la reunión, advirtió que 100 millones de personas podrían hundirse aún más en la pobreza si no se toman medidas. “No podemos permitirnos el lujo de esperar”, señaló, y añadió “tenemos que pasar de las palabras a la acción —ahora mismo— para dar de comer a bocas hambrientas. Y es así de claro”.

Strauss-Kahn hizo una advertencia similar el día anterior, cuando señaló que “si los precios
de los alimentos continúan aumentando como hasta ahora, las consecuencias para la población de un gran número de países, incluido África, aunque no solo este continente, serán terribles”.

Además, “podrían producirse perturbaciones en el entorno económico, las
balanzas de comercio y la cuenta corriente, de manera que al final la mayor parte de los gobiernos, a los que les ha ido bien en los últimos cinco años o diez años, verán destruidos todos sus logros y su legitimidad ante la población”.

Al término de la reunión del Comité
para el Desarrollo, Strauss-Kahn subrayó que la crisis de los precios de los alimentos es “una gran preocupación para el FMI y que la institución dedicará un gran volumen de recursos — tiempo, expertos y recursos financieros— en las próximas semanas”, y añadió que ello implicaría una revisión de los instrumentos financieros del FMI para afrontar esta crisis. En la última edición del informe de seguimiento mundial preparado conjuntamente por el FMI y el Banco Mundial (Global Monitoring Report) se advierte que la mayor parte de los países no alcanzarán los Objetivos de Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas.

Aunque en gran parte del mundo se está avanzando hacia el objetivo de reducir la pobreza a
la mitad para 2015, las perspectivas son más difíciles en el caso de los objetivos de reducir la mortalidad infantil y materna, y la brecha es considerable en lo que se refiere a los objetivos en materia de finalización de la enseñanza primaria, nutrición y saneamiento.

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