martes, 26 de junio de 2007

Faustino Pérez entrevista a Adrián Javier



El poeta Adrián Javier en esta exquisita entrevista habla sobre sus libros publicados e inéditos -que son muchos-, sus musas, el rol del escritor, los premios literarios, que nunca dejan de ser polémicos en el país; influencias de otros autores y finalmente de la generación del 80, después de la cual, a su entender, no hay otra posterior.

Santo Domingo, 23 de junio 2007


Poeta del sol y de las sombras, poeta de la carne, nacido en el 1967, ganador del Premio Nacional de Poesía y del Premio de Casa de Teatro, enfant terrible de la literatura dominicana, Adrián Javier nos muestra algunas de sus múltiples facetas en esta entrevista, en un tiempo sacado a su profesión de publicista y de creativo.

“La verdadera aventura del hombre es el olvido” Adrián Javier

¿QUÉ ESTÁS LEYENDO ÚLTIMAMENTE?
-Como ha sido mi costumbre desde hace años, y debido a una especie de “desorden sentimental”, tengo lecturas múltiples (asesinatos aviesos que acomete mi espíritu travieso, teniendo el ojo avizor como única arma). Actualmente releo el “Ecce Homo” de Friedrich Nietzsche, “Mortal y Rosa” del escritor español Francisco Umbral, y acorde con la última moda, la edición de la Real Academia “del libro de García Márquez” –como dice su cuate Plinio Apuleyo Mendoza-, ya que trae nuevos estudios, cuyos tópicos, por supuesto compararé con los referidos por el estudio (1971) de Mario Vargas Llosa, titulado “García Márquez: Historia de un Deicidio”. ¡Claro que hablo de “100 Años de Soledad”!, libro que saliera a la luz pública, pocos días después de mi nacimiento.
¿EN QUÉ MEDIO TE SIENTES MÁS A GUSTO: EN LA POESÍA, QUIZÁ EN EL ENSAYO, O BIEN, COMO PUBLICISTA?
-El “medio” es la palabra. Y tras ella me desnudo y hago el amor como si la guerra que la entretiene, tuviera el techo forrado de papel y de cristal, y esta no fuera su cuerpo herido ni su espíritu, si no el calor y el alma de la noche andada, que la doblega y desparrama de memoria, hasta el infinito. Es la palabra la culpable. El medio, el mensaje, el texto, el papel, el mundo y el instante. La palabra es el universo. El cuerpo, el alma. La palabra es la herida y el delito. El rumbo y el sendero. El ser perplejo y el acoso. Emblema y oruga. Alegoría y nostalgia. Humanidad y sacrificio. Estilo y decantamiento. Ferocidad y melancolía. Cuando escribo soy. Y cuando borro me deshago. ¿Me borro al escribir que “cuando escribo soy”?, ¿o me escribo cuando digo que al borrar me deshago? No lo sé. La palabra anda en el poema, corre en el ensayo y come alpiste montada en Altazor en un mercado isleño troglodita. Puede darse el lujo de ser ajena a la intemperie que la ronda. Pero no. Asiste al mendigo y al fugitivo; al místico y al cantor del mismo modo que al ser perplejo y al mísero. Es fortuna y es quebranto, la palabra. Y toma de la esencia el molde que la procura. Me urge su esplendor. ¡Persigo su gracia!
¿TE CONSIDERAS UN POETA ERÓTICO?
-Me considero solo un hombre, como si esto fuera poco. Como si el padecimiento que esto implica fuera pequeño. Me considero un hombre aterido a la perplejidad del capricho de un cuerpo ardiendo, henchido por la humedad que ha de hacerlo inolvidable y sagrado. ¿Soy un poeta? No lo sé bien. ¿Soy un poeta erótico? ¡¿Qué sé yo?! Pero de lo que sí estoy seguro, ¡segurísimo!, es que soy un hombre condenado. Un hombre débil y condenado, pero por la belleza, por supuesto. Alelado y sumiso. Dado al abandono y a cada segundo; sobre todo cuando su anatomía es enfrentada a la eternidad inaplazable de una piel mejor; hechizada a la luz del poniente. Lo dije el jueves en la noche: “Una mujer desnuda es un mar sin sombras, que diluyendo azares, revela lo inaudito”.
¿QUÉ LIBROS TUYOS ESTÁS PREPARANDO EN LA ACTUALIDAD?
-Tengo 7 años que no publico, pero escribo siempre. Estos son mis libros inéditos: Caballo de Bar (Poesía), “Tocar un cuerpo” (Poesía), “La piel enemiga” (Memorias), “Escritura y Secreto” (Ensayo sobre los procesos de Creación Literaria), “La Joven Lengua” (Recopilación de artículos), “Todo de mí menos yo” (Espejos, Aforismos y Aventuras de la perplejidad), “Cuadrante de Insomnio: Diálogo con Antonio Fernández Spencer” (Entrevistas), “El Libro Feroz” (Aforismos), “Islario” (Aforismos), “El Tren Líquido” (Poesía), “Mala Carne” (Teatro), “Eres linda y hechicera” (Novela), “Reloj del 13” (Antología de jóvenes poetas dominicanos 1990-2007), “La Barca Encendida” (Antología Personal), “Ardid de la Rosa” (Antología Personal), “La Rodilla Menor” (Antología Erótica de la Generación de los 80), “Cuerpo de Viaje” (Memoria de Viajes) y “Antonio Fernández Spencer: El mago de las formas” (Ensayo), junto a la 2da. Edición, corregida, aumentada y actualizada, del “Directorio Electrónico Interactivo de Periodistas, Artistas y Escritores Dominicanos”. ¿Qué por qué no los publico? ¡Faltan cuarto…. para la seis!
¿QUE HAN SIGNIFICADO PARA TI LOS PREMIOS LITERARIOS RECIBIDOS?
-Más amigos, más enemigos, más posibilidades, más obstáculos, más desacreditadores, más delatores, más lectores…. (¿?), ¡Hummm!, Más presencia, más ausencia, la llamada inolvidable de Andrés L. Mateo, la voz “madrugante” de Enriquillo Sánchez, la noche con el cuerpo más amado del mundo, la repetición de esa noche, delicias de cinemascope, viajes y truenos, laboreo y purgatorio, relaciones peligrosas y un respiro. Todos los libros de Freddy Gatón Arce, el abrazo monumental de Lupo Hernández Rueda, la tristeza honda por haber coincidido con la muerte de mi maestro, Antonio Fernández Spencer, y el develamiento de un secreto paterno: después de tanta lucha a favor de la poesía y en detrimento de ella y sus oficiantes, padre e hijo por fin se encuentran sin saberlo; una vez, en el auto, descubrí que mi padre guardaba para mostrárselo a sus amigos, con mucho orgullo, un recorte de un editorial de don Rafael Herrera, dando cuenta de la concesión del Premio Nacional de Poesía, en mi nombre estampado un subrayado en azul. Puedo decir más, pero debo tomar agua…
¿REALMENTE SE CONCEDE EL PREMIO LITERARIO AL MEJOR?
-Sólo he sido Jurado de Premiación una vez, y fue en el 1990 como jurado de Casa de Teatro, conjuntamente con Ramón Francisco y Manuel Rueda, los dos grandes lamentablemente ya fallecidos. Esa vez se impuso mi criterio, creo que fue, realmente por pura cortesía, puesto que todos llevamos una lista de seis finalistas para elegir el agraciado que devino luego en desgraciado y fantoche de feria. Propuse al glotón y qué bueno; gano la gula. Siempre gana la gula, aunque sea el futuro el que al final obtenga el infame deterioro. Pero pensándolo bien, creo que en estos concursos se impone el gusto más que un razonado criterio. Aunque algunos dirán que a ese criterio no lo permea el gusto, o al revés, pero lo cierto es que todo concurso es una competencia de gustos y disgustos. El gusto pre-califica. El disgusto, discrimina. Si me gusta tu partido me gusta tu libro. Si me disgusta tu persona, no me gusta tu libro. Esa parece la cuestión de hoy. ¿Y que pasa con los que formamos el partido de los hombres solos, sin militancia? ¡Bájense que están tirando!
¿TIENES ALGUNA MUSA TODAVÍA?
-Oye que sí. Tengo dos. Pero precisan se las mantenga en secreto. Una pinta y la otra baila. Una llora y abraza y la otra canta y ruega que la dejen ver tranquila Discovery Kids.
¿QUIÉNES SON PARA TI LOS TRES MEJORES POETAS DOMINICANOS YA FALLECIDOS?
-Franklin Mieses Burgos, Manuel Del Cabral y Antonio Fernández Spencer
¿QUÉ OPINIÓN TE MERECEN LOS POETAS DOMINICANOS DE TU GENERACIÓN Y DE LA POSTERIOR?
-No hay posterior. No hay “Generación posterior”. Pongámonos en el asunto. A una Generación la decanta su sensibilidad. Su sensibilidad estética y su hipersensibilidad lingüística. Lo que le acosa y le perturba. Lo que le “insomnia” y fascina. Una Generación perpetra su identidad a fuego limpio, sin importar las capillas de pseudo intelectuales amelcochados y consagrados por el auto y mutuo-bombo. Una “Generación” se deshace y se rehace, partiendo de su búsqueda particular, al interior de los enmarañamientos conceptuales de algunos monstruos estatuidos por el caos y la ausencia de una critica objetiva, alejada de la discriminación, la confabulación y el prejuicio. Todavía arde el fuego decidor de la Generación de los 80’. ¿Que hay después de José Mármol, Dionisio de Jesús, Médar Serrata, Ángela Hernández, Pastor de Moya, Aurora Arias, César Augusto Zapata, Manuel García Cartagena, Juan Manuel Sepúlveda, Sally Rodríguez, Plinio Chahín, José Alejandro Peña, Martha Rivera, Alejandro Santana y muchos, muchos, muchos otros?, ¿Qué? ¡Ay ombe! Los chicos de los 90, ¿qué serían sin los morfo-linguistas de los 80? ¡Nada! Son rémoras en desalojo buscando refugio seguro en lo mejor de la última generación de escritores dominicanos. (“Oídlo bien, y habrá sangre de nuevo en el país, y habrá sangre de nuevo en el país”, dice Pedro Mir).
¿DE QUÉ FUENTES TE NUTRES PARA TUS CREACIONES?
-De la vida y de la muerte. De la agonía y su símbolo. De la tristeza y sus emblemas caminantes. De la nostalgia y sus secretos. De una muchacha que amanece derrotada y anochece triunfal. De una mujer mejor, desnuda de suplicios y lloros infecundos. De la lengua de mi madre, atada al bar de mi memoria desfalleciente. De “la pura tibieza líquida…” (José Mármol). De la palabra y sus acentos invisibles. De la imagen y el viento que la desdobla. De la solidaridad, que como dice García Márquez, es lo contrario de la soledad. De todo lo vivido y lo pensando. De todo lo sentido y olvidado. De los pianos que cuelgan y los relojes que desaparecen. De esa palabra que se agolpa, brutal, en la punta de la lengua.
¿RECONOCES EN TI LA INFLUENCIA DE ALGÚN OTRO POETA?
-De todos los que he leído u oído y rumorado: Poe, Pound, Eliot, Apollinaire, Vallejo, Del Cabral, Spencer, Mallarme, Neruda, Del Cabral, Mieses Burgos, García Márquez (más poeta que muchos de la lista), y así, así, hasta el infinito que mi ojo apunta.
¿QUÉ ES MÁS IMPORTANTE PARA TI: LA INSPIRACIÓN O EL OFICIO Y LA TÉCNICA?
Para mí, escribir no es un oficio. Es una forma de ver y sentir el mundo. Escribir entraña un acto de dolorosa prestidigitación. Uno escribe sin miedo a desdecirse, porque confía con plenitud en la multivocidad de sus sombras esplendentes; preñadas de olvidos, paisajes, nostalgias, nombres, pesares, emblemas, recuerdos, amores, símbolos, angustias, pasiones, alegorías… Escribir es dibujarse uno. Marcar en blanco y negro el ritmo tempestuoso del destino de su vida y de su lengua. Prender en su interior el asombro con el mundo nos adoba desde el útero. Cifrar el vacío campeado por la metáfora espejeante y salvadora del perplejo. Escribir es fuga del espíritu sitiado. Flor del despeñadero interior. Ardid de lo eterno, que el rocío ha dispuesto enfrentado al azar, sobre la inocente desmemoria del adoctrinado. Moridero de la realidad y la ilusión, donde el otro –sin saberlo- redescubre lo atroz y divino de su poderosa fantasmática. Así las cosas… Escribir es pensarse uno; borrarse, decirse, desdecirse, contradecirse, señalarse, ocultarse, rebelarse, descubrirse, perderse, leerse uno… Uno escribe “árbol”, y de inmediato le nacen hojas en los ojos, paisajes en las manos, nubes en las glándulas, estambres en los poros, aguaceros tórridos en la mirada… Uno lee “árbol”, y le crece el color verde en la pupila sur; le chorrean raíces profundas en el aire –llegado del oeste- que cubre de canela las pestañas, le cantarutean mirlos traviesos, sabichosos -y antes mudos- en los hombros, o de súbito, la hija pequeña le anuncia el dibujo irreprochable del paraíso en una hoja inolvidable. Escribir es sorprenderse con lo escrito y leerse en los ojos de los otros. Lo demás lo teje el porvenir... Escribir es hilar. Leer es cocer. Todo suscrito al ámbito del misterio. Al reino babélico del enigma. Escribir es la vida invisible de una posibilidad. En un recodo de la lengua procrea el oficio sus acentos; pero “lo escrito”, patentiza sus estrategias en la propia vida del paria que le sirve de soporte. Escribir es catapulta, abismo, embeleso y temblor del impropio que atrofia su semejanza esculpiendo a tajos sus temores; solo aquejado de mundo. Atado al único pedazo de cielo que no le es ajeno: su máquina de rodar y soñar. Justificado a duras penas tan sólo por la belleza y su a veces risible e innegociable fe en el porvenir.
¿CUÁL ES TU COMPROMISO COMO ESCRITOR?
-Mi compromiso está con el olvido. No con el recuerdo. Creo que en el olvido está la verdadera aventura del hombre. Ya lo había planteado en un ensayo publicado, titulado “Los mendigos memoriosos”. El hombre es, esa “nave del olvido” referida. Somos nautas al vacío. Enajenados por la memoria, el hombre pone su mayor empeño en olvidar, no como se cree, en recordar. Somos animales de la nada, no de la memoria como se nos ha querido hacer pensar. Adoro “el recuerdo” de la infancia, los días de vacaciones en el campo, el pálpito insustituible de los primeros amores, pero el sentimiento mayor y más profundo lo produce esa sensación de haber perdido la inocencia. Ese olvido de nosotros “cuando entonces”… Ese pequeño y gran pecado de crecer cada día, olvidando lo real y maravilloso que fue la vida y no será jamás. Porque se ha dicho que “todo tiempo pasado fue mejor”, es que el recuerdo gana terreno y prestigio como huella del hombre y sus requiebros; pero en la más precaria de sus orfandades, el hombre sabe que en un recodo del olvido habita su gracia. La aventura verdadera del hombre es el olvido. Para un escritor, el verdadero compromiso es con la lengua, como significativa representación de su especie y entorno. Lo demás es farándula, pose y militancia política. Ebriedad de los sentidos o canción enamorada del impropio.
¿CUÁL DEBE DE SER EL ROL DE UN POETA EN UNA SOCIEDAD COMO LA NUESTRA?
-Realmente no lo sé. Y te confieso que no me importa. Pero si me apuntas con un arma o me amenazas con secuestrar a una de mis hijas si no te doy respuesta, te diría que el rol más digno es el de ser rebelde. Estar contra lo establecido, contra todo lo “dado por hecho”, ya en el terreno de los procesos creativos como en su desenvolvimiento social. Ser crítico de lo que se dice y de lo que se calla. Administrador del olvido y el recuerdo. Coleccionista de las imágenes que habrán de decirnos y desdecirnos. No tengo idea de la importancia de esta pregunta y mucho menos de la necesidad de sus respuestas. Decía Antonio Fernández Spencer: “¿Qué es un poeta sino unos pasos?” Quizás, pues, ese debe ser el rol del poeta en una sociedad como la nuestra: Dar el primer paso. No ceder jamás un ápice. Ser un fundador. Un rebelde con causas infinitas. Un anarquista consagrado a remover las ánimas de las cosas y los hombres. Me ronda una cascabel y digo las palabras prohibidas en bajo tono. Ha muerto sin permiso Enriquillo Sánchez y todo queda olvidado debajo de sus folios insurrectos.
¿CREES TÚ EN LA TECNOLOGÍA AL SERVICIO DE LA CULTURA?
Sí. Y creo en la cultura al servicio de la tecnología. Todo es un festín. ¡Todo en un festín! El olvido y la palabra. La imagen y el poema. Discovery Channel y “Sin mundo ya y herido por el cielo”, las Torres Gemelas y el libro terrible por la muerte del hijo de Paco Umbral. Vamos a pie hacia el infinito. Nos cantamos a capella el deterioro. Somos nautas y vacío emparejados. Te invito a mi blog trotamundos.
¿CUÁLES LIBROS HAS PUBLICADO?
-Los publicados son menos que los inéditos, como debe de ser. Estos son, sin orden de aparición ni “dobles” para las escenas de riesgo. Claro, si el recuerdo no me traiciona: “Escribir en Femenino”, “Idioma de las Furias, “El Mar que andamos”, “Erótica de lo Invisible”, “El Oscuro Rito de la Luz”, “Mateo Mórrison: Del Verso a la Fragua”, “Día Interior”, “Directorio Electrónico Interactivo de Periodistas, Artistas y Escritores Dominicanos”, “Bolero del Esquizo”, “La Silla del Gato”, “Fracción Vital”, y así, quizás haya “recordado mal” uno que otro. O uno que otro se haya escondido en un recodo afable de la verdadera aventura del hombre.



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