El jefe de la CNN en español, Chris Crommet, un estadounidense que creció en Puerto Rico, habla de su amor por el idioma español y de su orgullo por participar en un servicio informativo de primera calidad, que nada tiene que envidiar a su equivalente en inglés.
Crommet escribió para la Fundación de Español Urgente (Fundéu), aborda, entre otros, el tema del "español neutro" y el español universal un lenguaje que resulta imprescindible en el mundo de las noticias internacionales.
Al tener un nombre y apellido tan anglosajones y al haber nacido en Estados Unidos de padres estadounidenses, suelo sentir la necesidad de explicar cómo es que soy el jefe de CNN en Español. Pues resulta que mi familia se mudó a Puerto Rico cuando yo tenía apenas dos años y allí crecí. Y aunque mi recuerdo es que siempre supe ambos idiomas, quizás tenga algo de la "pasión del converso" cuando se trata del idioma español. Hice mi concentración universitaria en literatura hispanoamericana y profesionalmente he preferido trabajar en los medios en español. Incluso en cuanto a mi afición principal, que es el canto lírico, tengo una preferencia por las baladas en español y las arias de zarzuela. Digo todo esto para señalar que un tipo más romántico en cuanto a asuntos de idioma difícilmente se encuentra.
Tengo la creencia, quizás algo quijotesca, de que los que trabajamos en CNN en Español en Atlanta exhibimos cierta nobleza al ser paladines del idioma español, pese a estar rodeados de "infieles" que hablan solo inglés. Sentimos gran orgullo lingüístico al producir informativos en español que suelen no envidiarle nada, en términos de calidad periodística, a los programas que hacen nuestros colegas de CNN en inglés. Somos conscientes de la afirmación cultural que hacemos al transmitir noticias en español a 22 millones de hogares en las Américas, veinticuatro horas al día. Pero CNN no está en el negocio de promover el español ni el inglés.
Está en el negocio de las noticias. Y es un negocio con fines de lucro. Somos una empresa del sector privado, y por privado me refiero a nuestra total independencia de presiones u objetivos gubernamentales además de que buscamos ser rentables. Felizmente, CNN en el ámbito mundial y CNN en Español en particular han comprobado que el buen periodismo, independiente, confiable, equilibrado, es un buen negocio. Y quienes viven enamorados del idioma español, también hemos comprobado que el buen uso del idioma es para nosotros un imperativo comercial.
Nuestra experiencia a lo largo de los más de diez anos de existencia de CNN en Español como cadena de 24 horas al día es que el español universal, correcto, claro y preciso es el único con el que podemos comunicamos responsable y efectivamente con un público diverso, que se extiende desde Tierra del Fuego hasta Montreal, desde Atlanta hasta Madrid y Tokio. Aclaro este último punto. Aparte de los suscriptores en América Latina y Estados Unidos que reciben nuestra señal continuamente, CNN+, nuestra cadena hermana en España, incluye reportajes nuestros en sus informativos; TLN, un canal multilingüe de Canadá, difunde programas nuestros; y CNN «jota", el canal de CNN para Japón, transmite en directo una hora al día de nuestra programación.
Lo que permite esta globalización de nuestra señal es nuestro uso de un español universal, pero no se trata del llamado español neutro. Veamos esto. En su libro Locución: EI Entrenador Personal, Alejandro Guevara dice que "[...] hablar en neutro da la posibilidad de comunicar en el mundo de habla hispana sin identificar el origen del hablante. La locución en neutro abre las fronteras a las personas para trabajar en el mercado internacional".
Nuestra experiencia contradice esa afirmación. Si fuera necesario tener una locución tan neutral que no se pudiese identificar el país de origen del que habla, tendríamos que despedir a la gran mayoría de nuestros presentadores y corresponsales. Y se perdería la riqueza y la representatividad que nos da el canto costarricense de Glenda Umaña, la eshe rioplatense de Carlos Montero, la intensidad andinocaribeña de Patricia Janiot o el ceceo de José Levy. En algunos casos hay que suavizar las idiosincrasias extremas de los acentos en aras de la comunicación clara en el ámbito internacional, pero no estamos hablando de ir más allá de lo que el buen locutor que trabaja en un ámbito local o nacional busca hacer.
La comunidad cibernética de Wikipedia nos dice que en el español neutro, las formas lingüísticas empleadas tienden a coincidir con prescripciones de academias de la lengua y con las formas usadas en la tradición literaria. Con todo el respeto a nuestros colegas del mundo académico, las prescripciones tradicionales de academias de la lengua frecuentemente no se prestan para los informativos televisivos. No tienen la claridad ni la concisión necesarias. Y no toman en cuenta que en la televisión estamos escribiendo para el oído, no para el ojo. La redacción nuestra es para ser leída en voz alta y comprendida sobre la marcha por el televidente que la escucha.
También resultaría problemático en el contexto periodístico emplear las formas de la tradición literaria, como plantea esa definición..., aunque llevado al extremo los resultados podrían ser interesantes: un periodista le podría preguntar a un político de ideología confusa, dime con quién andas y te diré quién eres. O en el caso de un fraude corporativo como el de Enron, el titular podría ser La codicia rompe el saco o en el informe meteorológico se podría afirmar que una golondrina no hace verano.
El punto fundamental es que procuramos, un espanol simple y expresivo, que proyecte la idea tan precisamente como sea posible. Al mismo tiempo, pretendemos que sea comprendido por nuestro público en todas Ias latitudes a las que Ilegamos. Pero no queremos acentos desabridos ni palabras lavadas, ni construcciones gramaticales que, aunque correctas, no sean gratas y accesibles al oído. Ahora, los medios locales y nacionales tienen otra encomienda, ni más ni menos encomiable que la nuestra, sino distinta: les corresponde ser claros, relevantes y hasta coloquiales con su público.
Ejemplos: nuestros colegas de la revista Expansión de Mexico, con quienes hacemos un sitio de doble marca, CNNExpansion.com, están apuntando principalmente al sector empresarial de México. Es un público conocedor dei inglés que estila emplear los buzzwords --neologismos dei inglés de uso corriente en los círculos ernpresariales—como killer application o la propia palabra buzzword. Por ende. ellos los usan en su revista para conectarse con sus lectores.
En Argentina es frecuente leer, incluso en los diarios más cuidadosos del idioma, muchos términos usados directamente en inglés o adaptados, como en el caso notable de espónsor por patrocinador y sus derivados esponsorizar y esponsorización, que ya se ha colado en el Diccionario panhispánico de dudas aunque aún no ha vencido la barrera del Diccionario de la Real Academia.
En Puerto Rico, donde hay innumerables puentes familiares, políticos, sociales, culturales y lingüísticos con los Estados Unidos. hay ciertos vocablos del inglés que son ineludibles para que uno se haga entender: el asunto de la condición política de la isla, por ejemplo, se conoce como el issue del estatus.
El uso de expresiones vernáculas, e incluso espanglish en ciertos lugares, es necesario para que los medios locales sean claramente entendidos en su comunidad. Es bueno señalar aquí que es un error hablar del espanglish como si fuera uno solo; el espangish de las calles de Nueva York es distinto al de Miami o al de Los Angeles.
Pero reflejar específicamente el habla de una comunidad o de un país en particular no se presta para los medios de alcance extranacional. Nuestra meta es hacernos entender a la perfección alrededor del mundo y por ende, ser comercialmente viables como medio internacional. El español universal es nuestra manera de lograrlo.
Publicado por gentileza de Donde dice... la revista de la Fundación de Español Urgente (Fundéu)